En la meditación del día

Me encanta escuchar todos los días vuestras meditaciones y más aún, ver cómo el Señor siempre me acierta y me dice a través vuestro lo que necesito oír. Soy un hijo pródigo, al que el Padre allá por el mes de marzo, el miércoles de ceniza, volvió a abrazar y no me preguntó que había hecho tanto tiempo por ahí perdido, sino que me perdonó y me llenó de bendiciones. Y así sigue cada día.

El Señor cuenta conmigo, y yo con su Gracia.